Cuando mi hija y su esposo perdieron su negocio, pude ayudar desde el otro lado del océano. Viven en Hawái, donde no hay muchas empresas con las que trabajar, no podrían simplemente ir a buscar otro trabajo fácilmente. Pude ayudarlos hasta que volvieron a funcionar. Trabajé duro para hacer lo que necesitan sin sacarlo de mis gastos mensuales personales, ¡y como madre eso fue enorme! Estaba muy agradecida de poder ayudarlos y también de saber que mis nietos estarían bien.